Carbeon.
¿Ustedes me creerían si les digo que conocí a un gallo que era bailarín? Claro, todos reiríamos, en un mundo de criaturas, no encajan cosas tan triviales, todos tenemos una tarea en este mundo, aves como los flamencos y los pavos reales son dignos de tal tarea, con su encanto... Con su clase. Pero, ¿Un gallo? Si no fuera porque lo vi, yo también me reiría, pero es real.
Carbeon, su nombre era tan poco encantador como su imagen, pero el gallo creció con esa idea, de que sus patas darían algún día signo de ovación, pues su sueño era ser bailarín, el pequeño gallo luchó con su poca carencia de estilo. Soy crítico, porque no creo en cosas así... Lo conocí en los graneros en uno de los tantos inviernos, pero un día corrí hacia otra ciudad y no lo volví a ver... ¿Saben lo sorprendente? Me lo volví a encontrar, y no en cualquier lugar, Carbeon estaba en un vídeo musical de una de las cantantes más famosas de estos tiempos, y estaba danzando con sus alas abiertas de una manera tan suave, con su cabeza tan alta, que si no lo viera con mis ojos, no lo creería.
Carbeon, su nombre era tan poco encantador como su imagen, pero el gallo creció con esa idea, de que sus patas darían algún día signo de ovación, pues su sueño era ser bailarín, el pequeño gallo luchó con su poca carencia de estilo. Soy crítico, porque no creo en cosas así... Lo conocí en los graneros en uno de los tantos inviernos, pero un día corrí hacia otra ciudad y no lo volví a ver... ¿Saben lo sorprendente? Me lo volví a encontrar, y no en cualquier lugar, Carbeon estaba en un vídeo musical de una de las cantantes más famosas de estos tiempos, y estaba danzando con sus alas abiertas de una manera tan suave, con su cabeza tan alta, que si no lo viera con mis ojos, no lo creería.
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