El camino.

Era el típico niño que creía que los castillos estaban protegidos por grandes dragones, y que había princesas amables que eran realmente muy hermosas, que los caballeros vivían grandes aventuras para mostrar su valentía y ser reconocidos por todos. Era el niño que cada vez que el furioso león saltaba sobre el suave arbusto de flores para divertirse y era atacado por el gran oso del Jardín, iba a su rescate con capa y espada, porque los buenos deben ser protegidos, los débiles y los que no pueden escapar también. Creía que había un destino mágico que lo iba a guiar hacia pruebas difíciles, que usaría una filosa espada y protegería a la hermosa princesa de la bruja que desea envenenarla. Pero no se casaría, no creía que el amor debía ser así y se debía esperar con calma... 

Dumb Dumb era su apodo, así que Dumb Dumb salió un día, guiado por el destino junto a su León, caminó por horas, cruzó un gran bosque lleno de criaturas que a veces intentaban robar su vida y la de su amigo. En la cima de una montaña un niño estaba siento intimidado por un gigante ogro, pero Dumb Dumb era fuerte y no estaba solo, corrió hacia el ogro con su espada, le apuntó y le dijo que se fuera, estuvo batallando con el ogro, pero una hermosa mujer vino después de probar su valentía, la mujer era gigante, incluso más que el ogro, pero él no temió porque veía bondad en ella, sus ojos eran océanos en calma, casi como los de su madre y por eso supo que estaría a salvo. 

Después de la montaña halló un valle, junto al valle un río, y una serpiente se empezó a asomar por las hojas bajas de una fruta redonda y pequeña, bayas tal vez. Se movía serpenteante, pero sin atacar, el final de su cola resaltaba y el león osado atacó protegiendo de todo peligro al caballero.

El río fue cruzado y la sorpresa era grande porque el castillo estaba justo ahí, la princesa esperaba en el jardín junto al dragón que poseía una cola de serpiente feroz, sus dientes abrían para saludar, pero temer no era opción, era una doncella en peligro, y él era muy valiente, así que corrió y blandió su espada a la nariz de tal criatura, la cual chilló y corrió... No había nadie que pudiera superar su valentía. Pero la princesa lo miró a los ojos, rió y dijo "como podría alguien con tales ropas y tal manera de llegar ser recibido de buena manera aquí, vete que me da risa verte". El caballero podría haber llorado, huido o gritado, pero él sabía que se equivocaba, entonces contestó "si fueras una princesa real no te importaría mi ropa o mi forma de llegar, los buenos son bellos y se ven bien porque su corazón es limpio, son como las nubes en el cielo, su esponjoso color se oscurece porque el rededor lo contamina, ¿pero, cuando ha sido el cielo de un solo color para siempre? La bondad prevalece y los malos como tú se confunden, me iré por mi bien, yo ya he hecho algo por ti". El caballero Dumb Dumb se marchó y ante todo, estaba feliz, porque guardaba una galleta para una verdadera doncella, quien para él era la Reina, y vivía en el castillo de su hogar, donde siempre iba a estar para él, y él iba a estar para ella.

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